¿Alguien me explica que paso con los comentarios? Un día entro y no había ningún comentario, al otro entro y había seis comentarios, al parecer blog esta andando como quiereD:
Bueeno, quería comentarles que me hice un tw para avisarles a las que quieran cuando subo, ¿alguna quiere que le avise? A lo mejor así les es más fácil estar pendiente de la novela.
Otra cosa, al anónimo que comenta siempre (¿me queres decir tu nombre? Es raro llamarte "anónimo"xD) le quería decir que estoy recomendando la novela, pero no me hacen mucho caso:c dfglkjfg. En un rato supongo que voy a estar subiendo el siguiente capítulo♥
Yami
domingo, 26 de octubre de 2014
domingo, 19 de octubre de 2014
Capítulo 3.
03 –“El trato”
Peter.
Luego de algún tiempo de
comentarios con doble sentido por mi parte y de miradas fulminantes y mejillas
sonrosadas por parte de Lali, ésta se excuso con que iba a ir a buscar algo a
la cafetería.
La chica no me caía mal,
tampoco le tenía aprecio, simplemente era gracioso verla enojarse. Supongo que
debe ser una gran amiga, de esas que están siempre cuando las necesitas. De
esas que yo jamás tuve. Bueno, en realidad no es que me viera a mi mismo con
una amiga del estilo para toda la vida. No creo que me duren.
— ¿Se puede saber por qué
te has empeñado en molestar a la chiquilla? —la rasposa voz de Tomás me saco de
mis pensamientos sobre mejillas coloradas, chicas enojadas y amigas
imaginarias.
Me encogí de hombros con
indiferencia, caminando de un lado a otro en aquella habitación. —No me empeñe
en molestarla, sólo que desde anoche ese se ha vuelto uno de mis pasatiempos
favoritos. De alguna manera tengo que divertirme, ¿no es así?
—Demonios chico, deberías
quedarte quieto tan solo un segundo. En cualquier momento aparecerá algún
cráter en el piso.
—No sé me da bien lo de
estar quieto mucho tiempo. —Quise agregar que en realidad no se me daba bien lo
de estar en este pueblo, pero prefería guardarme los comentarios. La cabeza me
dolía demasiado como para comenzar una discusión.
Tomás fijo su mirada en mi
antebrazo derecho, precisamente en aquella tinta negra que se encontraba
desparramada por doquier.
—Voy a ir a la cafetería,
mi estómago me está exigiendo ingerir algo. En un rato van a venir a terminar
de hacerte los chequeos.
Y sin agregar una palabra
más salí de aquella pequeña habitación del hospital.
Desde que llegue a este
pueblito de mala muerte me siento más nostálgico de lo que pude haber sido en
mis veinte años de vida. Nunca me considere una persona demasiado sentimental,
pues siempre intente tomarme la vida desde el punto de vista divertido, pero en
este último tiempo me estaba costando ignorar la sensación de tristeza que me
embargaba la mayor parte del día.
La idea de que mi hermana
ahora está viviendo sola no me hace ni un ápice de gracia.
Cuando mi hermano decidió
irse a estudiar a Dallas, Carolina del Norte —si, se fue a estudiar casi a la
otra punta del mundo— le prometí a mi pequeña Grecia que yo no la dejaría sola.
Y siempre fui un experto en romper promesas.
En el fondo yo siempre
supe que mi hermano no duraría mucho con Grecia y conmigo, él, por el contrario
de nosotros, siempre supo lo que quería para su vida. Y, en cuanto vio la
posibilidad de cumplir su sueño, no dudo ni un segundo en ir a perseguirlo.
Supongo que yo soy el único que no tiene un futuro muy prometedor.
***
Lali se encontraba en una
de las mesas del final de la cafetería, demasiado perdida en su libro como para
notar mi presencia. Demasiado perdida como para notar cualquier movimiento.
Deje el vaso de café sobre
la mesa y me senté con sigilo, intentando no ganarme otro par de sermones de su
parte.
— ¿Es que acaso no tenías
otro lugar para ir a sentarte? —su ácido comentario me hizo sonreír. No sería
ella si no estuviese de mal humor todo el tiempo.
—Sí, pero de ese modo me
iba a aburrir, asique decidí venir a hacer sociales, como buen chico nuevo que
soy.
— ¿Se puede saber cuál es
tu problema conmigo? —bajo el libro y centro toda su atención en mi respuesta.
En realidad no sabía que
contestarle, ni siquiera yo tenía esa respuesta. Cuando estaba con ella era
raro… era divertido. Poseía un carácter tan natural que era casi surrealista, era como si te dejará hechizado al primer toque.
Lo que realmente me gustaba de
esta chica era su manera de contestar tan despreocupadamente, como si no le
interesará en lo más mínimo lo que el mundo pudiese pensar.
—Oh vamos, ya sé que no
empezamos de la mejor manera, pero podríamos ser compañeros. Juro que desde
ahora voy a intentar a no hacerte poner en ninguna situación incómoda, creo que
ya tuviste suficiente por hoy. —Estire mi mano, para cerrar aquel particular
trato. —¿Aceptas?
______________
Buenos días, buenas tardes, buenas noches, depende a la hora que esten leyendo el capítulo. ¡Feliz día a todas las madres! Hoy estamos festejando el día de la madre♥
Bueno, quería comentarles que no subí antes por falta de tiempo, estoy teniendo las pruebas de último trimestre y la cosa se complica, pero no voy a dejar de subir, al menos, los fin de semanas tienen garantizado el capítulo *inserte carita con anteojitos*¨
Ah, casi me olvidaba de decirles: ninguna acerto con mi segundo nombre. Mi nombre completo es Yamila Edén, si, así como leen. Vaya uno a saber de donde sacaron ese nombre, peero bueno, es lo que tenemos(?) ¿Cuál es su nombre completo?
Yami
sábado, 11 de octubre de 2014
Capítulo 2.
02 – “¿Se conocen?”
Lali.
Gemí con frustración
cuando sentí el teléfono volver a vibrar bajo la almohada. Tenía la vista
borrosa, asique no logre identificar quién me estaba llamando.
—Estaba teniendo un sueño
muy agradable hasta que se te ocurrió llamarme —respondí de mal humor, sin
importarme mucho la persona que estuviese del otro lado de la línea.
—Buenos días, pequeña.
Puedo notar que no llame en buen momento —la dulce voz de mi mamá resonó por
mis oídos. Vale, tal vez debería empezar a ver el identificador de llamadas.
—Mhn… yo… lo siento. Solo
me duele un poco demasiado la cabeza. —me senté en la cama, mis huesos
quejándose con cada movimiento que daba. En este momento necesitaría una ducha,
un par de analgésicos y algo de comida. — ¿Necesitabas algo? —pregunté lentamente,
intentando ignorar el pinchazo que sentía en el costado izquierdo.
—No, solo quería avisarte
que con tu padre vinimos a visitar a tus abuelos. Por cierto, ellos están
enojados con el hecho de que su nieta preferida no ha venido, pero supongo que
podrán vivir con eso. —jadeé al ver que el reloj marcaba las 11:42, joder, se
me había hecho tarde—. Preferí no levantarte, supuse que hoy tendrías un dolor
de cabeza monumental como para venir a escuchar las mismas historias de
siempre.
—Se me hizo tarde para ir
al hospital, estoy segura de que el señor Tomás va a matarme por ir a estas
horas.
Hable por unos minutos
más, al mismo tiempo que rebuscaba dentro de mi placar algo cómodo para
ponerme. Supongo que una camiseta holgada y unos shorts son la mejor opción.
Me cepille los dientes e
intente ordenar el desastre que era mi pelo en una coleta alta. Bueno, se
podría decir que hasta estoy presentable si ignoramos las ojeras que cuelgan
alrededor de mis ojos.
***
El trayecto hasta el
hospital fue demasiado corto, ni siquiera hubo tiempo para que los calmantes
surtieran el efecto debido.
Hice una pequeña parada en
el consultorio de Nicolás, tocando despacio la puerta por si estaba ocupado.
Asome tímidamente la
cabeza, poniendo la mejor sonrisa que era capaz.
—Princesita —dijo
suavemente, dejando de lado sus papeles y acercándose en mi dirección.
Enseguida me vi envuelta
en un abrazo de eso, tanto que me dejo momentáneamente sin aliento.
Respire jadeante,
intentando recuperar el aire.
—Ouch, también te extrañe,
en especial estos abrazos rompe-costillas.
—Sigues estando igual de
bonita que siempre, ni siquiera la resaca te quita eso. —Intente ignorar el
hecho de que mis mejillas se pusieron más calientes de lo que debería ser
legar. —Incluso te pones colorada cuando alguien te dice un piropo.
Acaricio mis cachetes y
luego me dio un corto beso en la frente. Tal vez haber venido aquí no fue la
mejor idea. Mi estómago comenzaba a doler, estaba jodidamente nerviosa.
Golpee su hombre
juguetonamente y me encamine a la habitación de Tomás, siendo seguida por mi
amigo desde muy cerca.
—Y tú sigues siendo el
mismo capullo de siempre. Disfrutas haciéndome pasar vergüenza, ¿verdad?
Se encogió de hombros,
saludando a una enfermera que pasaba por nuestro lado.
— ¿Qué tienes que hacer
esta noche? Hoy a la tarde entrego la guardia, podríamos ir a cenar a algún
lugar.
— ¿Y tener que aguantarte diciéndome
cosas que hagan poner mis mejillas como un tomate? Déjame decirte que la idea
no suena muy tentadora, pero lo voy a pensar.
Abrí la puerta de la
habitación número 543, lista para dejar atrás aquella conversación.
Nicolás era un amigo, bueno,
no sé si amigo era la palabra correcta. Era un chico al que conocía hace un par
de meses y aprendí a cogerle cariño rápidamente. Al poco tiempo de conocerlo
empezamos algún raro tonteo adolescente, aunque la cosa jamás llego demasiado
lejos. Realmente es una buena persona, me encantaría que en un futuro encuentre
a una chica que lo quiera.
—Lali —hablo el anciano
con voz rasposa. —pensé que hoy nadie logro levantarte de la cama, ya me había resignado
a que no me vendrías a visitar.
— ¿Cómo crees eso? Nunca
me pierdo de tus visitas, aunque suelo llegar tarde. —Lo abrace con muchísimo
cuidado de no tocar ninguno de los cables a los que estaba conectado.
—Si sigue igual que ahora,
creo que dentro de unos dos días ya va a estar listo para que le saquemos todos
los aparatos y luego podrá irse
derechito a su casa. Ya va a dejar de quejarse porque sus caballos están solos.
—Vaya uno a saber a quién
se le ocurrió la ridícula idea de dejarme en este hospital de mala muerte, en
este momento debería estar preparando la comida para esos pobres animales.
Sonreí divertida,
definitivamente don Tomás ya estaba mejor de salud; al menos ya empezó a
rezongar por todo.
—Mira, ese es mi hijo del
que tanto te hable —Tomás apuntó a la entrada. Un chico de camiseta ajustada y
pantalones de cintura baja se encontraba ahí. Un chico. El de la fiesta. El
chico de la fiesta estaba en el hospital y era el hijo del hombre al que vine a
visitar. Santa mierda.
—Espósito, que alegría
volver a verte. Ya decía yo que el mundo es un pañuelo.
Nicolás levanto la vista
del suero y su mirada se coloco en la parte baja de mi espalda. Estaba segura
que su atención ahora se encontraba en esta conversación.
— ¿Se conocen? —Intentó
sonar amable, pero un toque ácido en su voz lo delato, al menos delante de mí.
—No… digo sí. Si lo
conozco, anoche estuvo en la fiesta. Hable con él hasta que volví a encontrar a Malena, pero no sabía que era hijo de Tomás.
—Desgraciadamente la
jovencita se negó a darme un tour para conocer mejor el pueblo. Tuve que apañarmelas por mí mismo.
Mis puños se apretaron
inconscientemente al costado de mi cuerpo. Él le había dado un doble sentido a
sus palabras y ahora su padre y Nicolás estaban pensando no sé qué cosas.
—Ahora entiendo porque
anoche no quisiste hacer de mi guía turística personal, un médico estaba necesitando
que lo orientes, ¿no?—susurró tan bajo como para que solamente yo fuese capaz
de escuchar.
Juro por mi vida que
requerí de todos mis esfuerzos para no mandarlo a tomar aire fresco.
Este chico era un grano en
el culo.
______________
Juro que no veo la hora de que empiecen las vacaciones:( estoy teniendo un montón de pruebas y trabajos prácticos, por eso no he subido antes, aunque ahora voy a aprovechar el fin de semana para escribir algunos capítulos y no demorar tanto♥ Por cierto, tengo un reto que hacerles: ¿quién de ustedes es capaz de adivinar mi segundo nombre? Comienza con E y es bastante cortito. Piense, piensen...
Yami
Suscribirse a:
Entradas (Atom)